domingo, 20 de septiembre de 2015

Colegio del Santísimo Cristo de los Afligidos de Villarrín (1920)

Edición del libro”Colegio Santísimo Cristo de los Afligidos de Villarrín de Campos: aspectos generales de sus actividades. (1920-1990)”

Este texto ha sido publicado en el periódico La Opinión de Zamora, en el suplemento dominical del día 20 de setiembre de 2015 con el título “El oasis pedagógico del Colegio del Cristo de Villarrín”.


La parroquia de Villarrín ofrece este libro, previa aportación simbólica de 2 euros, como contribución a las necesidades parroquiales.

El autor es Francisco Trancón Pérez (inspector de educación)


Las fechas indicadas comprenden el principio y final del edificio del colegio como unidad física, desde su construcción hasta el derribo.
El período de impartición de la actividad educativa a través de la enseñanza presencial con el alumnado se sitúa en los años 1923-1972.
Es sorprendente descubrir que este municipio de Tierra de Campos poseyera una red educativa tan completa en una época la que el analfabetismo y las escasas inversiones en educación eran patentes en la España de los años veinte del siglo pasado.

El edificio estaba ya construido en el año 1920, de acuerdo con el contenido de la Escritura fechada el 15/06/ de dicho año, en la que se indica la compra venta otorgada al Obispado de Astorga  por D. Matías Alonso, natural de Villarrín fundador e impulsor de este centro.
El centro estaba dedicado fundamentalmente a niños, salvo en el período regentado por las Hermanas Josefinas Trinitarias, donde la matrícula era mixta (niñas y niños).
Se impartía enseñanza primaria-salvo en la época de los Marianistas-que hubo un aula dedicada a enseñanza secundaria.
Un capítulo especial lo constituyó el funcionamiento de este centro como una filial de un Instituto de segunda enseñanza.

En la estructuración de este libro se observan estos apartados

  • Funcionamiento del centro a través del período analizado

  • Análisis de la labor educativa llevada a cabo por los Marianistas, y Maristas.

Existieron otros colectivos educativos que se hicieron cargo del colegio, sin embargo, no se ha podido reconstruir su labor debido a la falta de documentación.  Nos referimos a la actuación de dos sacerdotes diocesanos de Astorga (1932-1942); Josefinas Trinitarias (1942-1960); Hermanas Oblatas de Santa Marta (1969-1972) y funcionamiento en ese período de un Colegio Libre Adoptado.


Referencia a algunos aspectos del libro

En el primer año (curso 1920-1921)  asistían  90 niños en las clases de la mañana y 48 adultos en la de la tarde; en el año siguiente de 1921-1922 el número de niños fue de 80 y en el curso de 1922-1923 fueron 93 niños y 27 adultos (época de los Marianistas). Cuota de matrícula de alumnos similar a la anterior se observa durante la estancia de los Hermanos Maristas.


 El edificio constaba de un pabellón de dos pisos, frente de ladrillo prensado, am­plios ventanales, sobre todo en el bajo don­de se alinean las aulas escolares de 8 por 6 metros cada una; la capilla, de la misma amplitud y dos salas algo menores. En el primero: Salón-Teatro que de verdad sorprende gratamente, con su completo escenario y su muy discreta presentación, de 20 por 8 por metros; 5 habitaciones pa­ra los Hermanos, sala de profesores, un des­pacho, comedor y cocina, cuarto de baño y ducha, todas separadas por un pasillo cen­tral cómodo y recoleto.  Patio de 50 por 25, y huerta de 80 por 45. (Orientaciones, Maristas, 1962)

 El colegio era de carácter privado, la titularidad la ostentaba el obispado al que pertenecía la parroquia de Villarrín (Astorga y posteriormente Zamora).

Aulas, profesorado, ideario, etc.

(Marianistas)

Había cuatro aulas: tres dedicadas a la enseñanza primaria y una a la segunda enseñanza (bachillerato elemental).
La ratio profesor/aula no superaba los 30 alumnos. Cifra realmente cómoda si la comparamos con las observadas en las escuelas nacional de la época, cuyas ratios, superaban un profesor por cada 70, 80 y a veces, hasta 100 alumnos.
Todos los profesores impartían las áreas correspondientes al grupo aula del cual eran tutores, pero de forma integral, no había docentes especialistas de áreas. Todos impartían “de todo”.

Destacamos estos principios del ideario educativo del centro

  • Familia principal educadora
  • Eliminación del autoritarismo en el aula
  • Espíritu joven y abierto del profesorado
  • Práctica de la educación física
  • El colegio como centro de formación social
  • Centro abierto a la comunidad
  • Etc.


(Maristas)

Por los datos recogidos sobre la matrícula y características del alumnado podemos inferir estos aspectos (referidos al primer año de estancia en el centro).
Número de aulas en funcionamiento: 3
Número de alumnos: 91
Edad del alumnado: 8-14 años

La agrupación del alumnado, en función de las características académicas de los escolares, entiendo que la realizarían, de acuerdo con la edad y no con los conocimientos, aunque posiblemente efectuarían agrupaciones flexibles con determinados alumnos con retraso grave, en tiempos concretos para alfabetizar a 23 niños de 8 años que no conocen las letras y algunos de 13 a 14 que no saben leer.

Principios refrendados en el ideario del centro

  • Valores religiosos
  • Educación presencial
  • Educación en la sencillez
  • Educación familiar
  • Espíritu de trabajo
  • Relación trascendente con Dios
  • Etc.


La labor educativa del profesorado que impartió la docencia en el centro, aunque no la podemos evaluar por los resultados académicos obtenidos (carecemos de fuentes precisas), sí se pueden determinar que los efectos formativos observados en la población han influido en varios aspectos.
Alto porcentaje de personas con estudios medios y superiores; profesionales de diversas disciplinas: médicos, farmacéuticos, abogados, profesores de todos los niveles de la enseñanza, ingenieros, arquitectos, sacerdotes, monjas, técnicos, mecánicos, constructores, escritores, artistas, artesanos, empresarios, militares etc.

Hay otros factores importantes a resaltar: espíritu de sacrificio de las personas, solidaridad, amistad, lealtad, cariño, religiosidad, empatía con el necesitado, sencillez en trato, etc.


Los valores intelectuales, morales, religiosos, cívicos, trascendentes, reflejados con anterioridad, forman parte de la herencia recibida y cabe pensar, que fueron fomentados a través de la labor formativa   desarrollada por los religiosos y monjas que trabajaron con alegría e ilusión en una misión dura , pero hermosa: la formación de un  pueblo.












No hay comentarios:

Publicar un comentario